martes, 30 de agosto de 2011

El Enfermo Azul

A veces la cosa más pequeña nos hace enfermar, una minúscula bacteria entorpece el complejo funcionamiento de nuestro cuerpo. Y qué hacer? Nada, estar demasiado ocupado es la mejor cura.

Pero hasta qué punto uno está enfermo? Dónde se encuentra la realidad entre los cuarenta grados de fiebre? Como distinguir la ilusión creada por nuestra fatigada mente de una realidad que a veces no parece tan real?

Hay millones de enfermedades, aún mayor número de enfermos a diario, unas tienen cura otras las arrastramos a lo largo de nuestra vida. Unas son triviales, otras cambian el transcurso de nuestra vida. Creo que cada persona tiene una enfermedad, la Enfermedad Azul es la mía (entre otras cuantas xD), los síntomas son: no soñar por tener todo lo que se desea despierto, no sentarse a esperar que otros empiecen, ver en al menos tres direcciones distintas para elegir la acertada, cambiar mis años por fichas y apostarlo todo por una persona con total seguridad, hablarle de todo a mi mismo, velar por las personas cercanas, dedicación completa a mis labores, infravalorar el dinero, romper a diario la monotonía, investigar cosas nuevas, recordar cosas viejas, complacer la vista, dar un capricho siempre que se crea justo, etc...

Que haría si alguien me ofreciera una pastilla para curar mi enfermedad? Seguramente desecharla u ofrecérsela a mi mayor enemigo. Por qué? Pues porque como he dicho antes cada minúscula cosa puede influir en el comportamiento de otra más compleja. A veces no nos queda más que aceptar la enfermedad para no perder la vida lidiando con ella....

El Caballero del Tiempo Perdido.