lunes, 20 de diciembre de 2010

La Dama de Azul.

Resignado por su última derrota encerró sus restos entre cuatro paredes con el fin de evitar cualquier contacto con el exterior. Durante años la oscuridad dominó esa habitación.

Un día ella llegó, y aunque en un principio no llamó mucho la atención. Con el tiempo se acabó convirtiendo en una dama.

Sin poder resistirse, él acabo regalandole esas cuatro paredes azules, con miedo a que se perdiera en la oscuridad de su interior o que ni siquiera aceptara su regalo o que no lo valorara como el gesto se merecía.

Él espero frente a ella la reacción. Ella se acercó y le besó, en aquel momento todas las ventanas de la habitación se abrieron de golpe y al entrar toda la luz se pudo apreciar el color azul de las paredes, que a pesar de todo presentaban grandes humedades y moho, en algunos lugares rajas profundas que iban desde el techo hacia el suelo.

Ella le dijo: "Hay mucho trabajo por hacer". Entonces atravesó la sala y con cada paso ambos lados de la habitación se regeneraban y recuperaban su azul inmaculado. Una vez llegado al final se apoyó en la pared y le dijo "Acercate". Él todavía petrificado por lo que acababa de ver mientras ella levantaba su largo vestido azul para dejar a la vista uno de sus muslos.

¿Estaría ante su verdadera Dama Azul o solo la estaba idealizando?

El Caballero del Tiempo Perdido.

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